Por una esquina
se cuela tu figura
en mi recuerdo.
¿Es añoranza?,
me digo y me pregunto,
porque es muy raro.
De todas formas,
te invito a que me sigas.
Cierra los ojos.
Vamos al bosque,
busquemos a los robles
y los hayedos.
Allí podemos
bailar entre las hojas
y sus colores.
Los pies descalzos,
igual que las miradas
y las caricias.
Hay fina lluvia,
con gotas del rocío
desde las ramas.
Viene mezclada
con hojas encantadas
que nos subyugan.
Dejan amor,
candor efervescente
y mil suspiros.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/02/22
Me alegra ser la primera en llegar y abrir los comentarios
ResponderEliminarUn delicado y bello poema de amor y añoranzas..
en los poetas siempre el amor latiendo, por eso llevan parte de nuestra alma
Un abrazo
Carmen
Gracias por tus palabras Carmen.
EliminarUn abrazo.
Ese bosque esta encantado por el amor que desprenden sus visitantes. Precioso poema. Feliz noche.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz noche, también para ti.