La vida nos enseña que no se puede jugar
con los sentimientos de las personas
ya que los corazones sufren y salen heridos
con unas cicatrices que son difíciles de curar.
Al parecer, siempre quedan recuerdos y nostalgias
que causan heridas
y éstas supuran y dejan huellas,
remordimientos en lo que debía hacerse
y no se hizo,
en lo que se debía pensar y no se pensó,
y en lo que se debía sentir y no se sintió
por tener el alma confundida.
Pero así es la vida y ésta continúa.
No se detiene ni se para.
El tren prosigue su camino
y las estaciones pasan a nuestro lado
como fantasmas.
Porque nosotros vamos en ese tren de la vida,
con la frente apoyada en la ventanilla
mientras vemos figuras borrosas, casas y árboles
que van quedando atrás,
igual que sendas y caminos
que conducen a los mayores,
y a los niños,
a mil sitios diferentes.
El tiempo corre y se desliza
y nosotros vemos como los días del calendario
son arrancados por una mano invisible
y se juntan, en el suelo,
con las hojas de los árboles
que arremolina el viento de septiembre.
Es otoño
y los sentimientos se agitan nuevamente.
El alma se duerme
y el corazón palpita.
Pronuncia un nombre.
Es un susurro involuntario,
como un suspiro solamente.
Y detrás,
en la cabeza soñadora,
una figura se muestra,
primero borrosa y luego con gran fuerza.
Hay una voz que cobra vida,
una sonrisa altera la noche
y una mano se acerca a mi mano...
Sé que estoy soñando y no quiero despertar.
Quiero dormir eternamente con estos versos
y en este regazo que llega a mi lado.
Quiero embriagarme con la "nana"
que sale de sus letras
y con las notas mágicas de un piano
que acuna mi cuerpo
mientras siento la mano "divina" que pulsa sus teclas
y va escribiendo, sin tinta,
en mi alma
lo que ansía y desea la suya.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/01/22
(Parte adaptada de un escrito de fecha 21/09/14)
Un escrito que es una oda a la vida y los sentimientos, esos que dejan huella.
ResponderEliminarCon ellos nunca se debe jugar, ya que el daño puede ser irreparable. Te felicito estupendo escrito. Un abrazo Rafael.
Gracias a ti, Campirela, por detenerte en estas letras.
EliminarUn abrazo en la noche.
La vida es una gran maestra, si algo no aprendemos, nos lo repite. Bello tu mensaje poético, amigo Rafael.
ResponderEliminarMil besitos en la noche.
Gracias por tus palabras Auroratris.
EliminarUn abrazo en la noche.
La vida corre, se desliza, a veces se duele, otras se ríe.
ResponderEliminarNo conozco un corazón que no esté herido.
Has recorrido el tiempo, la vida, el sentir.
Abrazo, Rafael.
Nuevamente me alegro de lo que dices, Verónica.
EliminarAbrazo.