Repta la yedra,
de una forma sinuosa,
por los hayedos.
También los robles,
los pinos y castaños
tienen su premio.
La yedra cubre
y tapa, con su manto,
a nuestros bosques.
Traje de invierno
que cubre de los fríos
y de las nieves.
De todas formas
los árboles no lloran
ni se lamentan.
Solo susurran
palabras, en silencio,
para los cielos.
Ellos recogen
el canto de las aves
y de los ríos.
Mientras, la yedra,
prosigue en la tarea
de hacer su abrigo.
Abrigo y traje
de un verde singular
de distintivo.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/03/22
Que esa hiedra sea un elegante abrigo y que el canto de los árboles sea oído en todo el bosque en el cual habita. Poema y sueños. Un placer leerte.
ResponderEliminarGracias por fijarte en estos versos, Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz noche.
Solo diré que la yedra vistiendo a los árboles, me parece de lo más bonito. Les da un toque de cuento y magia.
ResponderEliminarGracias por este poema.
Abrazos, Rafael.
Cierto Verónica, es como dices.
EliminarAbrazo.
Me encanta la fortaleza y constancia de la yedra, siempre persiste, está ahí con su afán protector de calor y vida. Buen homenaje, Rafael.
ResponderEliminarMi abrazo agradecido. Feliz mes de marzo, amigo.
Es un manto especial, como tú dices, María Jesús.
EliminarUn abrazo.