Cerca del puente
estaban unas ranas
tomando el sol.
Me saludaron,
croando, con su canto
alegremente.
Les devolví el
saludo y tu sonrisa
de mariposa.
Seguí el paseo
llegando hasta la aldea
tan peculiar.
La iglesia en alto,
el bar en una esquina
y algún tractor.
En una silla,
y bajo una solana,
vi a un anciano.
Adiós, Alfredo,
le dije en un susurro
y me sonrió.
Lancé un suspiro
y luego miré al cielo
azul celeste.
¡Bella mañana,
me das, y la disfruto
mi Dios amado!
Rafael Sánchez Ortega ©
13/03/22
¡¡Que bonito!!
ResponderEliminarun pasea pleno de luz y buen humor en el paisaje cotidiano.
Es un pequeño extracto de lo vivido, María Rosa.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
La serenidad que trasmiten tus versos nos esta haciendo falta, hay demasiado ruido que nos inquieta el alma
ResponderEliminarMe ha gustado leerte Rafael
Un abrazo
Gracias por tus palabras Carmen.
EliminarUn abrazo.
Un paseo tranquilo y repleto de cosas bellas que agradecer y ver. Un beso en la noche ...
ResponderEliminarGracias siempre, Campirela.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Una mañana así es una bendición.
ResponderEliminarGracias por llevarme a ella en el poema.
Abrazo, Rafael.
Gracias a ti, Verónica.
EliminarAbrazo.
Hermoso paseo que nos has compartido,Rafael...Cada día empieza la vida y cada día es distinto. Lo importante es valorarlo, sentirlo y darle lo mejor de nosotros, como tú haces,amigo.
ResponderEliminarMi abrazo admirado, poeta.
Gracias por tus palabras María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Instantes que llenan los corazones ❤
ResponderEliminarGracias Galilea.
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