Cualquiera puede
mirar y contemplar
el mar lejano.
Las blancas olas,
alegres, cantarinas
y las resacas.
Algunos barcos
surcando el horizonte
altivamente.
Y, por supuesto,
cualquiera puede, ver
lo que imagine.
Un tren marchando,
por algas y salitres,
rumbo a la mar.
Unas sirenas,
buscando a los viajeros,
en la estación.
Dos monaguillos
fumando en una esquina
del hospital.
Algunos médicos
de guardia, en la capilla,
sin sacristán.
Cualquiera puede,
pensar que estamos locos
y es la verdad.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/02/22
Pues sí, estamos perdiendo el rumbo.
ResponderEliminarFeliz día Rafael.
Un abrajzo
Es que todos tenemos nuestro punto de vista bajo la peculiaridad de nuestra mirada, pero los que escribimos estamos sanamente locos, al menos :)
ResponderEliminarPor cierto, me ha gustado mucho el poema. Tienes ahí material para relatos.
Abrazo, Rafael.
Sí, Verónica, es cierto lo que dices, lo pensaré.
EliminarUn abrazo y gracias.