Deprisa niña, deprisa
que ya despierta la aurora,
enséñame tu sonrisa
tan serena y seductora.
No tengas miedo a la noche
que ya se marchó despacio,
la noche sin un reproche
marchó por fin al espacio.
Marchó pero tú te quedas,
¡O niña de mis amores!,
se quedan por las veredas
tus encantos y colores.
Deprisa niña, no temas
camina por los trigales,
vete a buscar los poemas
con los versos estivales.
No tengas miedo al camino
ni tampoco al caminante,
ni aunque te pinche un espino
ni aunque te aborde un feriante.
Los espinos son furtivos
y defienden a las rosas,
los feriantes seductivos
buscan mozas candorosas.
Deprisa niña, ya llega,
han venido ya a buscarte,
a la casa solariega
el rocín en que llevarte.
El colegio no está lejos,
pero el día está nublado,
en el suelo los reflejos
de algún charco que ha quedado.
Por la noche las estrellas
unas lágrimas dejaron,
gota a gota, con sus huellas,
sus suspiros te dejaron.
Deprisa niña, que toca,
allá lejos la campana,
su sonido aquí rebota
y se cuela en la ventana.
Abajo se oye el ruido
de tu madre en la cocina,
abróchate ya el vestido
y corre bien la cortina.
Deja en silencio tu cuarto
toma tus libros de estudio,
vete a tomar el reparto
del desayuno en preludio.
"...Deprisa niña, deprisa,
que ya levanta la aurora,
vete a sentir a la brisa
y a vivir hora tras hora..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/08/11
No hay comentarios:
Publicar un comentario