I
Miraba, como siempre, una cuartilla,
vacía y con su blanco contenido,
arriba enmudecía la capilla,
abajo estaba un hombre introvertido.
Un hombre sosteniendo una plumilla
en busca del tintero del olvido,
en él recuperaba la cuchilla
y el tajo con el verso del vencido.
Buscaba los recuerdos del pasado
en medio de la bruma que llegaba,
más nadie contestaba a su recado
y el tiempo lentamente se agotaba.
Sentía la derrota del soldado
al tiempo que sufría y que se ahogaba.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/08/11
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