lunes, 1 de agosto de 2011

NUNCA INTERPRETES MI SILENCIO...


Nunca interpretes mi silencio
como una huida gris hacia el vacío,
descanso del combate simplemente
para emprender más tarde mi camino.

Descanso de la vida y del pasado,
descanso solitario en mi retiro,
descanso sin pensar en las personas
a pesar del calor con que tirito.

Hoy quiero descansar de las batallas
cerrando mis pupilas al olvido,
haciendo que se calmen las pasiones
y el lecho del volcán recobre el frío.

No quiero las palabras que me traigan
regalos y caricias al oído,
prefiero los susurros de las olas,
los remos del los barcos con su brío.

Prefiero los colores del otoño,
los campos tan dorados por el trigo,
las hojas de los robles y las hayas
dejándonos los ocres y amarillos.

Por eso este descanso es necesario
y trato de que sea positivo,
el cuerpo necesita del descanso,
el alma de la paz y el equilibrio.

Entonces, el silencio que te llega,
es fruto del cansancio conseguido,
en parte por disgustos y derrotas,
que empañan la esperanza de los cirios.

Yo quise que me vieras como era,
un tanto atonlondrado e intranquilo,
nervioso y con la sangre alborotada,
señal irreverente de mi sino.

Mas puede que el mensaje no llegara
y el mismo floreciera como un guiño,
el vuelo pertinaz de los cometas
marchando por la noche al infinito.

Entences he creído que el descanso,
mi alma precisaba con alivio,
así me sumiría en el silencio,
el sueño sosegado de los niños.

Rafael Sánchez Ortega ©
01/08/11

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