II
No importa corazón, así es la guerra,
se lucha y se batalla tenazmente,
hurgando en las entrañas del que yerra,
la culpa del pecado tan ardiente.
Se busca en las colinas y en la sierra
las gotas del licor y el aguardiente,
que brotan de las vides, en la tierra,
con mezcla del sudor de nuestra frente.
Luchamos por amor y por un sueño,
que haga más feliz nuestra armonía.
Luchamos por trazar ese diseño
que haga más liviana la agonía.
Luchamos simplemente con empeño
en busca de la paz del día a día.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/08/11
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