Es malo detenerse en el camino
y malo detenerse en los recuerdos;
a veces los designios del destino
nos muestran a los locos y los cuerdos.
Más debes continuar, cual peregrino,
los pasos de los sabios y los lerdos,
las huellas de su andar tan sibilino,
en busca de perdones y de acuerdos.
No pares tu camino, caminante,
la vida es un rosario día a día.
Se vive entre la duda del instante
y el alba que nos deja su alegría.
La vida es esa lucha del amante
tratando de lograr tu compañía.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/08/11
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