I
Detente corazón, detén tu paso,
yo quiero que aminores tu latido,
el tren de mi destino tiene atraso
y debo aprovechar este añadido.
Se acercan las señales del ocaso,
y tengo que plasmar su colorido,
la copa del amor desborda el vaso
y el pecho me reclama el contenido.
Ya sé que tus latidos se aceleran
por culpa del dolor y del recuerdo.
La rabia y el amor continuamente
se mezclan, se confunden y veneran.
El loco del ayer hoy es el cuerdo
que vive por amor eternamente.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/12
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