II
Pero huelo tu aroma dulcemente
de jazmín y de rosa en la distancia,
ya que es el mensaje de tu frente,
quien desprende esa fuente de fragancia.
Un ciprés se sacude fuertemente
y proyecta la sombra de la infancia,
es entonces que surge ardientemente
el sabor del amor y su elegancia.
Y despierto de pronto de este sueño
y me digo que sí, que estoy despierto,
y que debo dormir a mi conciencia.
El amor es hermoso si es risueño,
es sutil, inocente e inexperto,
y acentúa en los cuerdos su demencia.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/01/12
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