lunes, 16 de enero de 2012

UNA LLUVIA GOLPEA EN LA VENTANA...


Una lluvia golpea en la ventana
y sus gotas son lágrimas rebeldes,
son suspiros que bajan de los cielos
entre el agua y los copos de la nieve.

Yo la miro y la rozo con mis dedos
y la llevo a mis labios tan ardientes,
y una vez recogidos sus latidos
a mi pecho le mojan y enternecen.

Y esas gotas que hablan sin palabras
van buscando también a los claveles
y a las rosas de invierno temblorosas
que miramos antaño, tantas veces.

Lluvia dulce de invierno tan coqueta
que nos llegas sin tren y sin billete,
ya te esperan los campos y los valles
con la tierra sedienta de diciembre.

Hay en ti un embrujo que subyuga,
una paz que nos dejas en la frente,
cuando vienes y mojas los cabellos
con tus besos de seda tan endebles.

Pero yo, soñador empedernido,
a ti voy, a empaparme de tus fuentes,
a sentir el placer inmaculado
de ese beso y abrazo que me ofreces.

Y a mi cuerpo le cubres de tus gotas,
esas lágrimas limpias y pacientes,
y le hablas también en un susurro
que hasta el alma vacila y se estremece.

Esta lluvia que llega y que nos cala
es la lluvia del norte, persistente,
la que anima el color de sus praderas
con un manto de yerba color verde.

Tú descubres la ruta de las almas
y el amor y el cariño de las gentes,
y por eso tus gotas tan sencillas
son un beso que llega y se mantiene.

"...Una lluvia golpea en la ventana
y unas gotas recorren las paredes,
más la lluvia que llega a mi costado
yo la quiero en mi cuerpo para siempre..."

Rafael Sánchez Ortega ©
16/01/12

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