III
Detente corazón, toma mi abrazo,
y busca sin dudar el blando lecho,
Se funde el corazón, se acaba el plazo
y debe descansar sin más mi pecho.
Olvida la tormenta y batacazo
del viejo bergantín, pobre y deshecho,
que vino a descansar con su espinazo
hullendo del amor y del acecho.
Descansa corazón, sueña y descansa,
olvida la pasión y la aventura.
No creas que el amor es insaciable
pues todo corazón late y se cansa.
Amar se debe amar, más con mesura
tratando que ese amor sea impagable.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/12
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