Cuando los sueños se mueren
algo se rompe en el alma,
algo que no tiene precio
y que se lleva la magia.
Y con los sueños se esfuman
más que unas flores, las ramas,
ese trocito de vida
que hacia las nubes escapa.
Hay en los sueños un algo
que nos invita a la calma,
es ese viaje precioso
hasta abrazar a quien amas.
Viaje de sueños inciertos,
viaje entre campos de plata,
con mariposas que llegan
y que nos tocan el alma.
Arpa que vibra en los sueños,
sueños que son marejadas,
llenos de amor y pasiones
desde la noche hasta el alba.
Más, cuando parte la noche,
es cuando el sueño se acaba;
no es que aquí el sueño se muera,
es que otro empieza y se palpa.
Quiero tener estos sueños
para cerrar las pestañas,
y caminando en la niebla
salvar así la distancia.
Ese camino y el tiempo,
que a nuestras almas separa,
se salvará con los sueños
y una sonrisa cercana.
Por eso quiero que existan
y que no mueran y partan,
que no se rompan los sueños
para que vivan las almas.
Almas que viven y sueñan
seguid viniendo a mi casa,
a este rincón que yo siento
y llevo dentro y me abrasa.
Porque los sueños son sueños,
y cuando el sueño se acaba,
algo se rompe en el niño
y su inocencia se mata.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/03/12
Ay...en el niño y en el hombre maduro, algo se muere,definitivamente,sin sueños. Por eso los considero fundamentales. Son esperanza y son fuerza de cada día.
ResponderEliminarOtra preciosidad,Rafael!
Admiro tus letras.
Besos y abrazos.
Así es Maritza, y aunque parezca una utopía, debemos hacer que los sueños no mueran nunca, para seguir disfrutando de esa ilusión y de su magia.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde,
Rafael