No habrá nunca una puerta que cierre tus sentimientos,
ni una ventana altiva que guarde tu retrato,
ni una nube en el cielo que oculte tu figura,
ni una flor en el campo que ignore tu presencia,
ni una ola en la playa que llegue sin tu nombre,
ni un violín en la noche que te seque tu llanto.
Yo estaré tras la puerta esperando que pases
y abriré la ventana para abrir tus secretos,
y estaré con la nube allá arriba, en el cielo,
para darte mi mano y salir de paseo,
y las flores del campo llevaré hasta tu lado,
para que vean que existes y no ignoren tus pasos,
y en la arena tu nombre, grabaré con mis dedos,
de esta forma las olas cantarán tus deseos,
y el violín de la noche dejaré que susurre,
que desgrane sus notas,
que suspire muy alto,
para presto tomarte enjugando tu llanto
y bailar en la noche en un sueño dorado.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/03/12
¡Oh, precioso, querido amigo!
ResponderEliminarMe lo llevo en el corazón, porque me veo reflejada en el poema, es como si lo hubiera escrito yo, aunque, ya sabes, yo lo habría estropeado escribiéndolo con un violín con cuerdas rotas.
Gracias por estos versos en la madrugada.
Un beso desde mi insomnio.
Isabel
Alguien que espera con ansías su paso. Alguien que la recibe siempre de buen talante.Alguien que la añora y la desea y la espera...
ResponderEliminarSaludos
Las cuerdas rotas de tu violín tinen muchas notas en su alma. No lo dudes Isabel y estoy seguro de que en cualquier momento volverán a rasgar el aire y a sorprendernos con una hermosa melodía de tu corazón.
ResponderEliminarGracias por leer mis versos querida amiga.
Un abrazo en la mañana,
Rafael
Espera ansiosa TriniReina, quizás espera interminable, pero siempre con esa tenue esperanza, como bien dices, de poder dar y entregar, "aunque simplemente sea un sueño".
ResponderEliminarUn saludo en la mañana,
Rafael
Qué hermosura...todo un galán, amante y enamoradamente fiel. Qué más puede pedir una mujer!
ResponderEliminarAbrazos miles.
No lo sé, Maritza, no lo sé. A veces me pregunto si es bueno que los poetas sueñen, aunque en mi caso es inevitable.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche,
Rafael