Un niño, de catorce años,
escribió estos versos:
"...Eras una mariposa
y estabas en mi jardín,
y volaste orgullosa
y te apartaste de mí..."
I
Muchos años han pasado,
y con ellos primaveras,
en que he visto mariposas
acercarse hasta mi puerta.
Mariposas de colores
entre el sueño y la quimera,
mariposas que dejaban
una nota linda y tierna.
Mariposas en el aire
con suspiros de verbena,
y también con el salitre
de resacas y mareas.
Mariposas caprichosas
que adornaban las adelfas,
y a las rosas y a los lirios
en su vuelo por la huerta.
Mariposas de los niños
que sus pasos alimentan
y que vienen escapadas
de los cuentos y leyendas.
Mariposas de las niñas,
jovencitas todas ellas,
con sus sueños infantiles
entre hadas y muñecas.
Mariposas de los hombres
y aprendices de poetas,
que arrancaron los suspiros
de los pechos y la tierra.
Mariposas de mujeres,
muchas de ellas casaderas,
y de otras soñadoras
que marchitan su belleza.
II
Mariposas simplemente,
que venís hasta mi vera,
yo quisiera solo un beso
de esas alas tan traviesas.
Sólo un beso y un abrazo
y sentir como se llena
en mi alma la esperanza
recubierta por la seda.
Mariposas encantadas
que voláis por la ribera
yo quisiera que llevarais
mi cariño a las estrellas.
Mariposas, mariposas,
no dejéis que se me pierdan
tantos versos infantiles
de mis sueños y poemas.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/03/12
MARIPOSAS, Rafael!...
ResponderEliminar;)
Besos y abrazos.
Sí, Maritza, mariposas... Rescatadas del fondo del alma en esos versos de hace tantos años...
ResponderEliminarBesos y abrazos también para ti.
Rafael
Te deseo mil mariposas, Rafael...
ResponderEliminar:))))
También para ti Marine.
ResponderEliminarUn abrazo en la mañana,
Rafael