viernes, 9 de marzo de 2012

ERA UNA CASA...


Era una casa de color oscuro
y era una puerta que cerrada a cal y canto
impedía el paso a las personas
y también al viento y a la lluvia.
Era una casa abandonada que pedía
que alguien se acercara
y buscara entre el calor de sus paredes
ese hálito de vida que un día tuvo
y que quizás latía en sus entrañas.
Era una casa oscura y vieja,
una casa dejada por sus dueños
como guardiana celosa de recuerdos
y de un tiempo del pasado.
Era un espacio muerto y detenido,
una sangre congelada,
una voz cortada entre otras muchas,
entre viejas paredes desconchadas,
y con un suelo de madera carcomido
y cubierto por el polvo.

Pero la casa estaba cerrada y bien cerrada
y no se podía acceder a ella.
Tan sólo se podía pensar lo que tenía dentro,
lo que podría haber tras esa puerta tan cerrada,
y la imaginación se desbocaba,
discurría sensaciones y sucesos,
imágenes de salas y de cuartos,
de cocina abandonada,
de mesa puesta y esperando a comensales
y de cuadros torcidos en las paredes,
con un pasillo largo e interminable
que la cruzaba y donde, en un tiempo,
pudieron correr los niños
y jugar con sus juguetes.

Era una casa de color oscuro,
una casa abandonada,
una casa solitaria entre otras muchas,
con una larga escalera de madera
que accedía hasta su puerta.
Era una casa con las ventanas cerradas,
los balcones fuertemente atrancados
y en el tejado una chimenea proporcionada
que en un tiempo ya lejano
fue la válvula de escape de los humos
de una cocina que ahora dormitaba en el silencio.
Allí, y en un armario, descansaban los platos,
las tazas, los utensilios de comer
y hasta es posible, que las viejas prendas
y utensilios del menaje...

Pero era una vieja casa abandonada,
sola y triste,
una casa polvorienta y arrugada,
una casa solitaria que esperaba una caricia solamente.

...Cuando la vi me dije:
"Es una casa abandonada, pero no importa,
sigue siendo encantadora porque es mi casa
y porque a ella quiero llegar,
cerrar los ojos y dormir,
dormir profundamente y sin ningún reloj
que me despierte,
para que cuando los abra, encuentre
un mundo nuevo y diferente,
en esta casa que tanto me conoce,
porque ella sabe de mi vida y de mis sueños..."

Rafael Sánchez Ortega ©
08/03/12

4 comentarios:

  1. Una vida que la imaginación tuya y posibles historias vividas en realidad, lograron dar a luz este poema que arrebata.
    La fotografía de la casa es...espeluznante! Muy buena.

    Abrazos miles y nuevas felicitaciones por tu escritura,Rafael.

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  2. Gracias Martiza. Casi ni me diste tiempo a subir el escrito y entró tu comentario cuando estaba corrigiendo algo en el mismo. Supongo que todos tenemos una casita parecida oculta en nuestra alma.
    Abrazos en la noche y gracias por visitar mis letras.
    Rafael

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  3. la casa de nuestra vida nunca estará deshabitada, siempre viviremos en ella.Un abrazo

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  4. ...Y ella vivirá en nuestros recuerdos. Un abrazo pepi B.
    Rafael

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