Nací a su lado y vivo entre sus olas
en ese mar que llaman del cantábrico,
él me inspiró los versos más sublimes
y los sueños de amores tan tempranos.
Pero fue más que un mar irreverente,
en él bebí el salitre tan amargo,
y me bañé en sus aguas verde oscuras
y me sentí en las mismas muy cercano.
¡Había tanta gracia en esas olas,
tanta pasión oculta entre sus labios!...
que la emoción, apenas contenida,
llegó hasta mi en forma de un abrazo.
No sé porqué perdi su referencia
ni sé porqué razón nos distanciamos,
un día me encontré lejos, ¡muy lejos!
sin ese mar precioso y necesario.
Y entonces comprendí que me faltaba
la sal y el aire puro con su encanto,
del mar, mi mar tan fiel, con sus canciones,
y el roce del nordeste frío y bravo.
El roce de la brisa con sus dedos
un beso me prestó como regalo,
y yo le recogí junto a las olas
con el temblor del sol en el ocaso.
Los hombres que pasaban me miraban,
los niños mi locura rechazaron,
volaban las gaviotas a la costa
y allí quedaba yo, con mi regalo.
El mar de mis amores y mi vida,
el mar que me prestó sus ojos claros,
el mar que bautizó mis ilusiones
y ahora me reclama hasta su lado...
"...Nací a su lado y vivo entre sus olas,
mi mar azul y verde del cantábrico,
él me cedió la gracia y la ternura
que deja entre las almas, a su paso..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/03/12
tiene fiereza tu mar cantábrico, disfruta de tus días a su lado
ResponderEliminarabrazos
Me gustó mucho el sentimiento que le pusiste a este poema. Los que nacen cerca del mar están ligados a él para siempre...
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un mar bravío, el cantábrico arena, y sí, es un auténtico privilegio el poder gozar del mismo todos los días.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde,
Rafael
Gracias Laura, quizás es que el mar lo hace todo más fácil por ese lazo que nos une sin darnos cuenta.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde,
Rafael
Precioso homenaje a tu Cantábrico. Quien ha estado a su lado, cuesta pensar que se mantenga lejos. Yo tambien he de tenerlo cerca, es cuestión de piel. Besos
ResponderEliminarSeguro que sí, Isabel, además mi cantábrico es tu cantábrico por muchos motivos.
ResponderEliminarUn beso en la noche,
Rafael