Unos niños, jugando, me saludan
y yo a ellos devuelvo mi saludo,
un gorrión nos contempla desde un árbol
mientras mira ese gesto muy astuto.
Es quizás una simple sutileza
y no va más allá de ese saludo,
más los niños lo dicen sonriendo
en un tiempo sin miedos ni conjuros.
Yo recuerdo mis años juveniles
en que yo saludaba a todo el mundo,
y recuerdo a los hombres que pasaban
que también aportaban su concurso.
Aquel tiempo pasó, sin darme cuenta,
y corrieron los años muy confusos,
las personas nos fuimos distanciando
y fruncimos los ceños, taciturnos.
Se perdieron las frases biensonantes
persiguiendo la estela con el humo,
de una falsa y sutil hipocresía
en las almas cazadas en renuncio.
Y perdimos valores ejemplares
pregonando proclamas del futuro,
que al final se quedaron en quimeras
de los hombres perdidos en su orgullo.
¿Cuántas veces sonaron las alarmas
anunciando apartarnos de esos usos?,
¿Cuántas veces comimos esa fruta
paladeando la misma con disgusto?
Yo no sé, ya he perdido muchas cuentas
y esta vez al pasado no lo juzgo,
sólo sé que han pasado muchos años
y aquí sigo, muy dentro de estos muros.
Es mi vida de anciano vacilante,
la que pide a los cielos un indulto,
y me viene, quizás en esas frases
de unos niños que envían un saludo.
Un saludo que llega y estremece
un adiós que es apenas un murmullo,
una mezcla de infancia y primavera
que me inunda de amor en su conjunto.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/03/12
Tantas cosas se han perdido ya...es cierto que se echan de menos los gestos amables en el mundo de hoy y la confianza de nuestra juventud. Hoy han cambiado mucho las cosas. Sin embargo, y a pesar de todo, creo que es nuestro deber seguir en la siembra nosotros...En alguien quedará esa huella y estará dispuesto a copiarla o reproducirla.
ResponderEliminarEso espero yo y creo que tú también.
Muy sensibles tus versos.
Rafael, te agradezco el gesto de volver a Expresión Gráfica (por el asunto de las mariposas!)... ;)
Te mando un abrazo grande, amigo.
Esas "pequeñas cosas", son en las que se detienen las almas de algunos, a los que se llama soñadores ó poetas. Quizás yo no sea una cosa ni otra y solamente trate de reflejar lo que veo y escucho a mi alrededor, como un eco de lo que siente mi corazón.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche Maritza,
Rafael