Grita la tierra
pidiendo y reclamando,
al cielo, lágrimas.
Muy pocas nubes
pasean bajo el manto
color azul.
Tampoco lloran,
sus ojos están secos
y sin vapor.
Una sequía
se extiende por los campos
y las ciudades.
Falta la lluvia
que baje desde el cielo
con sus bondades.
Pasó el verano
en medio de sequías
y de lamentos.
El hombre grita,
lo mismo que la tierra
pero con miedo.
Su voz se oye.
Desbarra en mentideros
con tonterías.
Y es que ese grito
profundo, de la tierra,
es el que importa.
La tierra muere,
se seca y se desierta
y no hay milagros.
Le toca al hombre,
luchar, hombro con hombro
para evitarlo.
Rafael Sánchez Ortega
12/10/22
Nos hemos portado muy mal con la naturaleza, y ella, como puede, nos sigue sosteniendo con vida. Efectivamente, nos toca luchar para salvarla, lo cual en definitiva es salvarnos a nosotros mismos. Cada quien puede aportar su esmero y si nos unimos para agregar intención y fuerza, mejor aún.
ResponderEliminarGran tema amigo, lo abordas con mucho realismo y sensibilidad. Abrazo, Paty
Es cierto lo que dices Paty.
EliminarUn abrazo
Un canto a la tierra y a su deterioro . Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Muy buen poema, la tierra se ha cansado que nuestro mal trato y la naturaleza sufre.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Maravilloso y concienciado canto a la tierra.
ResponderEliminar👏👏👏
Gracias Galilea.
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