Bajo la atenta
mirada de la luna
estabas tú.
Ibas descalza,
vestida con harapos
y soñolienta.
Así te vi,
gitana de mis sueños
y me gustaste.
Nada te dije
porque era muy cobarde
y me oculté.
Diste unos pasos
mirando hacia la luna
y sonreíste.
Luego, sin prisas,
tus pies dieron mil giros
para bailar.
Y yo entendí
que el baile era sagrado
para la luna.
Unas estrellas
temblando, se asomaron,
a ver tu danza.
Y me enseñaste
la esencia de la vida,
sin darme cuenta.
Y allí te amé,
como aman los poetas,
forjando un sueño.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/10/22
Bonitos versos para una gitana que enamoró al poeta. Saludos.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn saludo.
Solo un poeta se ve más allá de lo aparente. Y sabe.
ResponderEliminarY ama desde ese lugar del verso.
Abrazo, Rafael.
Cierto Verónica, así es.
EliminarAbrazo.
Solo un poeta ama así, preciosos versos de amor, para un amor hermoso.
ResponderEliminarFeliz noche Rafael. Un abrazo
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo en la noche.
Un bello amor de poeta. Un beso
ResponderEliminarGracias Neurowoman.
EliminarUn beso.
Si la luna supiera leer y las mariposas tan bien, serían las más felices del universo . Pues las embelleces con tus letras ...Poeta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Un muy hermoso poema y de un sabor muy español
ResponderEliminarPaz
Isaac
Gracias Isaac,
EliminarSaludos.