Estoy cansado,
se dijo el caminante,
y se detuvo.
Buscó la sombra
y el banco, bajo ella,
para sentarse.
Cerró los ojos,
al mundo y al instante,
para soñar.
Y poco a poco
sus ojos rescataron
algo de luz.
La luz del alma
envuelta en poesía
y con la magia.
Cantaba el campo,
las nubes en el cielo,
también el río.
Diversos sones
venían, en corales,
hasta su oído.
Y despertó
del sueño su sonrisa
y vio la luz.
Luz de tus alas,
la luz del día a día,
mi mariposa.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/10/22
Que poema tan bonito, me ha encantado la luz del alma envuelta en poesía. Feliz fin de semana
ResponderEliminarGracias Neuriwoman.
EliminarFEliz finde.
Es la mariposa de colores que te dio luz, precioso.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
A veces es necesario parar y buscar ese banco donde poder soñar, y al abrir los ojos saber que algo de realidad puede pasar. Un bello poema.
ResponderEliminarAsí es, Campirela.
EliminarUn abrazo y gracias.