Es posible que marches de mi lado
y que incluso se acabe tu paciencia,
pero siempre estarás en mi costado
con el halo que imprime tu presencia.
Puede ser que el jardín abandonado
esté así, por mi culpa y por tu ausencia,
pero siempre sabré que mi pecado
fue creer en tu amor y en mi inocencia
Volverán otros sueños infantiles
como siempre, a fluir en primavera.
Volverán las sonrisas juveniles
a los labios rompiendo su barrera.
Pero siempre las sombras tan cerriles
marcarán con sus dudas la frontera.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/10/11
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