Preciso solamente que me mires,
y leas en mis ojos lo que guardan,
para eso necesito tu paciencia
y el candor que desgrana tu mirada.
Una gota de lluvia y de rocío
ha llegado por fin a mi garganta,
convertida de pronto, con tus labios,
en un beso sincero de esperanza.
Yo sé bien que vigilas a mis sueños
y mis pasos conduces por cañadas,
evitando colinas y senderos
que maltraten mis piernas con sus ramas.
Porque el fin primoroso de tus manos
es rozar con tus dedos a mi cara,
recorriendo las líneas sinuosas
de este cuerpo sediento que te llama.
Y por eso reclamo que me mires
y que leas paciente mis palabras,
con tus ojos preciosos y bonitos
que me dejen destellos de tu alma.
Es posible que mires las estrellas
y que veas luceros en el agua,
y también que contemples su reflejo
mientras vas caminando por la playa.
Pero puede que pares un momento
y que busques la luz tan deseada,
esa estela de sueño y fantasía
que nos presta el cometa con su marcha.
...Todo esto quisiera yo decirte
si me miras paciente y recatada,
y serán estos ojos que yo tengo
la cuartilla en que leas a mis lágrimas.
La cuartilla con letras descosidas
y que lleva la voz tan desgarrada,
del poeta que sufre su silencio
y prefiere el amor a decir nada.
"...Preciso solamente que me mires
y que llegue tu brisa a mi ventana,
para intentar, así, cerrar los ojos
y dormir para siempre, niña amada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/10/11
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