II
Unos versos que vuelvan al pasado,
que se acerquen al alma de la gente,
que describan la huella que han dejado
y el sudor recogido de su frente.
Unos versos del hombre enamorado,
del gentil, del sincero y el valiente,
del que amó, como nunca había amado,
y guardó en su pecho lo que siente.
Porque amar, si se ama en esta vida,
es sentir el amor desde la infancia,
es vivír cada día la partida
que nos marca, sin duda, la distancia
y es curar ese pecho de la herida
con un beso cargado de fragancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/10/11
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