sábado, 19 de noviembre de 2011

LA PUERTA ESTÁ CERRADA Y TÚ LO SABES...


La puerta está cerrada, y tú lo sabes,
porque ambos lo sabemos y callamos;
callamos a pesar de nuestros miedos
siguiendo en el silencio y caminando.

Tú miras a la puerta con nostalgia,
hay algo que te llama del pasado,
quizás es la madera que te invita,
el bello picaporte y su caballo,

las rejas que cubrían la ventana,
la linda cerradura en su dorado,
más puede que sintieras el recuerdo
de un día y una tarde allí llamando.

Llamaste en esa puerta, ahora cerrada,
y pronto te la abrieron otras manos,
en ellas te fijaste dulcemente
y luego en aquel rostro tan cercano.

Quedaste enmudecido de repente
dejando que te hablaran unos labios,
y aquellos te invitaron, y cruzaste,
el paso de la puerta hasta su cuarto.

Por eso los recuerdos y nostalgia
te vuelven con la puerta al recordarlos;
más sabes que la puerta está cerrada
sin llaves, ni cadenas ni candados.

Quedaron encerrados los poemas
y en ellos sentimientos y relatos,
también tantos minutos de la vida
bebidos de otros labios muy despacio.

Los besos los recuerdo tiernamente,
más quiero esos momentos olvidarlos,
la puerta está cerrada y tú lo sabes
porque ambos decidimos separarnos.

El tiempo se consume lentamente,
ya suenan las campanas al rosario,
y vuelan las alegres golondrinas,
y sigo en mi silencio caminando.

...Camino hacia la nada sin saberlo,
tampoco ya me importa el resultado,
no espero margaritas de la vida
ni rosas que me lleguen de regalo.

La puerta está cerrada y no se abre,
y así debe seguir sin hacer daño,
no importan las nostalgias de otros tiempos
tampoco los recuerdos ya lejanos.

Importa mantener esta distancia
y el débil corazón tenerlo a salvo,
¡por mucho que me tienten las pasiones
y el alma se me rompa en mil pedazos!

Rafael Sánchez Ortega ©
18/11/11

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