Quizás he terminado mis recursos
y ahora no me salgan las palabras,
es fácil que la fuente esté muy seca
y el agua ya no corra en la fontana.
Quizás mi poesía esté vacía,
carente de recursos y sin nada,
la brisa con su abrazo no me llega
ni suenan las campanas en el alma.
Espero, como siempre, ante el cuaderno
las letras tan fervientes y doradas,
las lágrimas silentes de los dioses
que narran aventuras y batallas.
Más miro hacia el futuro y no te veo
¡Oh duro corazón que tanto guardas!,
llevabas muchas cosas escondidas,
recuerdos con proyectos y nostalgias.
Tenías la barcaza de los sueños
con velas y alimentos preparada,
dispuesta con su proa reluciente
a ser el timonel que nos separa.
Pero ahora estoy perdido y no te veo,
no siento ya la voz de la llamada,
ni siento la blancura del cuaderno
que en tiempos me atraía e invitaba.
Las luces de la noche se han dormido
y están con las estrellas apagadas,
la luna y caracola de los sueños,
esconde su blancura inmaculada.
Por eso me refugio en el silencio
y ahogo tanta pena en las entrañas,
me siento prisionero sin cadenas,
de un duro temporal sin paz ni calma.
La lluvia de mis ojos es constante
y trato con sonrisas evitarla,
sonrisas de alegría muy fingidas
que quedan aquí adentro, en mis murallas.
"...Quizás he terminado mis recursos
y ahora ya no encuentre tu mirada,
es fácil que tu fuente esté corriendo
saciando si, la sed de otra garganta..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/11
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