Yo quisiera alcanzar la fantasía
y volver a los sueños de colores,
a esos ratos tan tiernos e infantiles
discurridos en calles y salones.
Porque el tiempo paró en aquel momento
y los años dijeron mil adioses,
y bajaron del cielo mariposas
a buscar ese néctar en las flores.
Yo retengo aquel tiempo en mi retina
y lo busco detrás de los balcones,
en ventanas cerradas y tras ellas
ese dulce tic-tac de los relojes.
Eran tiempos de juegos y alegrías,
con sonrisa en los labios soñadores,
la inocencia surgía de las almas
con la risa guardada en los arcones.
Y aquel tiempo recuerdo y no lo olvido,
hay en él el candor de los alcores,
esa luz tan dorada del otoño
que nos dejan mil cuadros y sabores.
Al final un suspiro se me escapa
y hasta escucho a campanas dar las doce,
es la hora sublime de los cuentos
de la magia del príncipe y del broche.
Hasta veo a la bella cenicienta
con su blanco vestido y con su escote,
y la veo marchando muy deprisa
olvidando el zapato en esa noche.
Es por eso que quiero fantasías
recobrar ese mundo de favores,
revivir, verso a verso, sus poemas
para amar y querer sin condiciones.
Porque amar es premisa de los niños
y también de poetas y mayores,
y se busca el amor en todas partes
como buscan las rimas los gorriones.
...Una voz clama fuerte en la mañana
en la escuela, con ritmo monocorde,
es la regla del seis, la que resuena:
"seis por una es seis, seis por dos son doce..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/11
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