martes, 22 de noviembre de 2011

YO TUVE ENTRE MIS MANOS A TUS MANOS...


Yo tuve entre mis manos a tus manos
y pude percibir lo que decían,
me hablaban del trabajo de otros tiempos,
de lumbres y de hogueras renacidas.

Me hablaban de sudores y cansancios,
de espaldas apartando las gavillas,
del polvo y el silencio de la tierra,
del trigo removido por la brisa.

Tus manos me contaban esas cosas
sintiendo en su latir la fantasía,
la magia inexplicable de lo eterno,
del sueño confundido con la vida.

Y entonces yo soñé con tu mirada
y en ella se fundieron mis pupilas,
el pulso de mi sangre fue más lento
por culpa de sentir lo que sentía.

Tus manos prosiguieron el relato
y hablaban con su voz tan calladita,
contaban de aquel día de tormenta,
y el miedo que llegaba muy deprisa.

La tierra retumbaba en su locura,
los rayos atacaban la colina,
la lluvia tan furiosa descargaba
el agua acumulada sin caricias.

Tus manos continuaban describiendo
sin pausa, todo aquello que surgía,
me hablaban de mil sendas ignoradas,
del eco y las palabras repetidas.

Narraban el silencio de las almas,
la oscura soledad de las partidas,
la eterna confusión de los mortales
cubriendo sus cabellos de cenizas.

Tus manos, sin embargo, me dejaron
la tierna sensación de las hormigas,
hablaban sin cesar horas tras horas
contando fantasías infinitas.

Me hablaban sin cesar de los poemas,
de voces susurrando poesías,
de versos que nacían en la noche
tratando de decir lo que sentían.

"...Yo tuve entre mis manos a tus manos
y entonces me arrancaste una sonrisa,
tocaron esas manos a mi pecho
y el mismo confesó que te quería..."

Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/11

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