Sobre el campo arañado de Castilla
se levanta una iglesia castellana,
hay un algo especial que maravilla
al mirar esta estampa tan lozana.
Es el brillo especial de la gavilla
custodiando la iglesia un tanto anciana,
¡qué precioso es el campo y la capilla
y el doblar cada tarde la campana!
Pero el campo es trabajo y sufrimiento
y en la iglesia se reza y se descansa.
Unos piden a Dios por sus pecados
y otros piden el fruto del sarmiento.
Una paz se desprende y se remansa
entre el campo y la iglesia enamorados.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/11
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