No puedo corazón, quererte tanto,
la carga de tu peso es agobiante,
quisiera ser el niño y el amante
aliviando a tus ojos de su llanto.
Quisiera ser el hombre malherido
marchando de regreso hacia la nada,
por culpa de la flecha envenedada
salida de aquel arco de Cupido.
Quisiera ser el hombro, simplemente,
donde tú, reclinaras la cabeza,
la mano que leyera la pureza
de ese cuerpo precioso y tan ardiente.
...Pero soy el amante que te quiere,
el enfermo febril con calentura,
el que busca tu seno con dulzura
suspirando por ti, porque se muere.
Y por eso retorno a mi pasado
a ese mundo de sueños infantiles,
dondo suenan y rompen los buriles
en la roca del pecho enamorado.
Es por eso mi amor que ya no puedo
retener y añorar a tu figura,
porque siento en el alma la locura
y no quiero sufrir con tanto miedo.
...No puedo corazón, y tú lo sabes,
no te puedo querer como quisiera
una carga me marca la frontera
y me voy con mis sueños con las aves.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/11
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