Sentía el corazón tan angustiado
que todo presagiaba una derrota,
perdida con el barro la sonrisa
y en ella la ilusión de la victoria.
Sabía que se hundía en un abismo
por culpa de soñar con tantas cosas,
con frases y palabras prometidas
volando hacia la nada con las hojas.
Sentía ese furor incontenible
llegado hasta la playa por las olas,
sus labios musitaban incoherencias,
hablando como hablan las gaviotas.
Sabía que su tiempo se acababa
vacío y desprovisto de amapolas,
carente de diademas en el cuello,
tampoco en su cabello había rosas.
Sentía el corazón tan destrozado
que el mismo parecía una casona,
con muros renegridos por el tiempo
y hiedra en la fachada, trepadora.
Sabía que tenía que sanarse
huir de caridades y limosnas,
su campo de batalla estaba roto,
vacío y ya sumido entre las sombras.
Sentía ese sabor de la amargura
llegando con la hiel hasta la boca,
tenía tanta rabia contenida
que apenas reparó en la mariposa.
Sabía que la sangre le cegaba
y el alma abandonaba por la borda,
¡el alma de aquel cuerpo enamorado
sangrando por su pecho, gota a gota!
...Pero algo revolvía sus entrañas
sentía y se sabía en la derrota,
la hora de marchar hacia el destino
la hora de asumir su gris deshonra.
Seguir la mariposa con su vuelo
volar en esa diáspora traidora,
sumirse entre las brumas y las nieblas
dormir el sueño amargo con su droga...
"...Sentía el corazón tan angustiado
que el verso arrobador sonaba a broma,
sabía que en la esquina le esperaba
la nada marchitada y venenosa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/11/11
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