jueves, 3 de noviembre de 2011

PESCADOR QUE EN EL PUERTO...


Pescador que en el puerto
te pasabas las horas
con tu caña de noche,
entre luces y sombras.

Eras solo un poeta
de sonrisa burlona,
que mirabas las aguas
y también a las olas.

Yo sé bien que en tu alma,
una tierna amapola,
te arrancaba un suspiro
y una lágrima sorda.

Pescador de mil sueños
y de versos y glosas,
lanza presto el anzuelo
y verás como afloran.

Las gaviotas pasaban
y buscaban la costa,
pero tú, con tus sueños,
no entendías su ¡hola!.

Esas alas tan lindas
saludando graciosas,
con un cuerpo precioso
en un baile sin notas.

Pescador de las letras
que los hombres ignoran,
traza ya con tus dedos
esas líneas borrosas.

Y que ellas nos muestren
esa lágrima sorda,
ese grito escondido
que no busca una rosa.

Porque tú, con tu caña,
(la feliz servidora),
perseguías un mundo
sin dolor ni derrotas.

Pescador de la vida
lanza ya sin demora
el sedal y el anzuelo
sin carnada ni pota.

No precisas engaños
con las rimas y estrofas,
ni tampoco laureles
que asemejan coronas.

Porque tú solo quieres
esa pesca y la honra,
que te ofrezca unos labios
con el beso en tu boca.

"...Soñador que en el puerto
dabas vida a las formas,
de unas letras sin nombre
que llegaban ansiosas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
03/11/10

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