Juega y juega el niño grande
con su barco de papel,
él no sabe que los niños
siempre juegan al nacer.
Juegan ya con sus manitas
y sus dedos de soufflé,
en un breve parloteo
con sus ojos al revés.
Y más tarde van creciendo
y a la vez juegan sin ver,
con el perro y las canicas,
con la gata y el siamés.
Juega y juega el niño grande
con su barco y el bauprés,
él no sabe que en los mares
hay anzuelos con la red.
Allí pescan los marinos,
los grumetes van en pie
y suspiran con las olas
mientras ven saltar al pez.
Y aquel pez tan vivaracho
está pronto a perecer,
ha picado en el anzuelo
y a cubierta va después.
Juega y juega el niño grande
con su barco y carrusel,
él no sabe que en la playa
hay buen vino que beber.
Hay sirenas y hay estrellas
sin faroles ni quinqués,
solo muestras sus encantos,
su melena y desnudez.
Ellas cantan melodiosas
en la hora veintitrés,
y al llegar la medianoche
se despiden del ayer.
Juega y juega el niño grande
con su barco y con el tren,
el primero va a los mares
y el segundo va al andén.
Y entre juegos nuestro hombre
bien recuerda la niñez,
esos años y ese tiempo
de no ha mucho, de anteayer.
Porque el hombre con sus barcos
permanece en el dintel,
y navega con sus sueños
siendo niño sin crecer.
"...Juega y juega el niño grande
con sus barco de papel,
él no sabe que los hombres
también juegan como él..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/02/11
con su barco de papel,
él no sabe que los niños
siempre juegan al nacer.
Juegan ya con sus manitas
y sus dedos de soufflé,
en un breve parloteo
con sus ojos al revés.
Y más tarde van creciendo
y a la vez juegan sin ver,
con el perro y las canicas,
con la gata y el siamés.
Juega y juega el niño grande
con su barco y el bauprés,
él no sabe que en los mares
hay anzuelos con la red.
Allí pescan los marinos,
los grumetes van en pie
y suspiran con las olas
mientras ven saltar al pez.
Y aquel pez tan vivaracho
está pronto a perecer,
ha picado en el anzuelo
y a cubierta va después.
Juega y juega el niño grande
con su barco y carrusel,
él no sabe que en la playa
hay buen vino que beber.
Hay sirenas y hay estrellas
sin faroles ni quinqués,
solo muestras sus encantos,
su melena y desnudez.
Ellas cantan melodiosas
en la hora veintitrés,
y al llegar la medianoche
se despiden del ayer.
Juega y juega el niño grande
con su barco y con el tren,
el primero va a los mares
y el segundo va al andén.
Y entre juegos nuestro hombre
bien recuerda la niñez,
esos años y ese tiempo
de no ha mucho, de anteayer.
Porque el hombre con sus barcos
permanece en el dintel,
y navega con sus sueños
siendo niño sin crecer.
"...Juega y juega el niño grande
con sus barco de papel,
él no sabe que los hombres
también juegan como él..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/02/11
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