Poco a poco distingo los colores
y mi vista recobra la cordura,
ahora puedo mirarte con ternura,
y gozar con tus ojos soñadores.
Hay en ellos color de los alcores
trenzado de una fina arquitectura,
y una nube se estira con dulzura
realzando esos ojos seductores.
Hoy no quiero colores ultrarrojos,
ni aquel beso que no me pertenece,
ni tampoco las sobras y despojos.
Mi ceguera se acaba, y desvanece,
al lograr el encanto de tus ojos,
y una fibra en el alma se enternece.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/02/11
y mi vista recobra la cordura,
ahora puedo mirarte con ternura,
y gozar con tus ojos soñadores.
Hay en ellos color de los alcores
trenzado de una fina arquitectura,
y una nube se estira con dulzura
realzando esos ojos seductores.
Hoy no quiero colores ultrarrojos,
ni aquel beso que no me pertenece,
ni tampoco las sobras y despojos.
Mi ceguera se acaba, y desvanece,
al lograr el encanto de tus ojos,
y una fibra en el alma se enternece.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/02/11
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