II
Mi beso fue una suave melodía,
un roce de mis labios en tu seno,
la luz que se desgrana con el trueno
y danza en una extraña algarabía.
Temblaba de emoción y de alegría,
en medio del placer y el desenfreno,
mis labios recorrieron el terreno,
la seda que tu seno me ofrecía.
Mis manos con tus manos, lentamente,
vagaban por un mundo conocido.
Mis ojos con tus ojos, simplemente,
buscaban más allá de su apellido,
el beso deseado y tan ardiente
y el néctar rescatado del olvido.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/11
Mi beso fue una suave melodía,
un roce de mis labios en tu seno,
la luz que se desgrana con el trueno
y danza en una extraña algarabía.
Temblaba de emoción y de alegría,
en medio del placer y el desenfreno,
mis labios recorrieron el terreno,
la seda que tu seno me ofrecía.
Mis manos con tus manos, lentamente,
vagaban por un mundo conocido.
Mis ojos con tus ojos, simplemente,
buscaban más allá de su apellido,
el beso deseado y tan ardiente
y el néctar rescatado del olvido.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/11
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