![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWm_j-xi-O5bEMlRHeuwwZ-HiJj3joMYL_jyWbKJo9M_TDIdWItR5otqZTs881-Y5ZntFvR7HpPtCiFvgP8qctNB3Z1sn6QCF7XufhO22i2BbYvX0pcWpRSktNFidXG_bY7lS9S4LV4Tv4/s320/dsc_0038.jpg)
Pudo ser la pasión y el colorido
y también el calor de aquel instante,
pero el hambre y la sed era acuciante,
y por eso temblaba enfebrecido.
Se veía cansado, deprimido,
amargura llevaba en el semblante,
con la rabia y despecho del amante
derrotado y ahogando su gemido.
No quería una nueva primavera,
ni promesa que fuera jubilosa
y dejara a su alma pordiosera.
Él quería una brisa bondadosa,
la marea sencilla en la ribera
y el olor y el perfume de una rosa.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/02/11
y también el calor de aquel instante,
pero el hambre y la sed era acuciante,
y por eso temblaba enfebrecido.
Se veía cansado, deprimido,
amargura llevaba en el semblante,
con la rabia y despecho del amante
derrotado y ahogando su gemido.
No quería una nueva primavera,
ni promesa que fuera jubilosa
y dejara a su alma pordiosera.
Él quería una brisa bondadosa,
la marea sencilla en la ribera
y el olor y el perfume de una rosa.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/02/11
No hay comentarios:
Publicar un comentario