jueves, 3 de febrero de 2011

PUDO SER LA PASIÓN Y EL COLORIDO...


Pudo ser la pasión y el colorido
y también el calor de aquel instante,
pero el hambre y la sed era acuciante,
y por eso temblaba enfebrecido.

Se veía cansado, deprimido,
amargura llevaba en el semblante,
con la rabia y despecho del amante
derrotado y ahogando su gemido.

No quería una nueva primavera,
ni promesa que fuera jubilosa
y dejara a su alma pordiosera.

Él quería una brisa bondadosa,
la marea sencilla en la ribera
y el olor y el perfume de una rosa.

Rafael Sánchez Ortega ©
03/02/11

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