Se aleja, lentamente, la figura
y con ella se borra la añoranza,
el acuerdo sin firma y alianza
que brindaron un cuerpo y su hermosura.
Una brisa me llega con frescura,
desde el mar y me ofrece su esperanza,
son las olas alegres, en su danza,
las que besan mis labios con ternura.
A ese mar que yo miro con encanto
le dedico una humilde poesía
por su amor, su cariño y por su manto.
Ese manto es el beso día a día,
el abrazo bendito y sacrosanto,
del salitre del mar que yo quería.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/02/11
y con ella se borra la añoranza,
el acuerdo sin firma y alianza
que brindaron un cuerpo y su hermosura.
Una brisa me llega con frescura,
desde el mar y me ofrece su esperanza,
son las olas alegres, en su danza,
las que besan mis labios con ternura.
A ese mar que yo miro con encanto
le dedico una humilde poesía
por su amor, su cariño y por su manto.
Ese manto es el beso día a día,
el abrazo bendito y sacrosanto,
del salitre del mar que yo quería.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/02/11
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