Te digo un cuento
si cierras bien los ojos
aquí, a mi lado.
Érase un niño
buscando a dos ovejas
en una tarde.
Ya anochecía,
las sombras avanzaban,
llegó la noche.
Y nuestro niño
lloraba compungido
al no encontrarlas.
Pero de pronto
llegó hasta sus oídos
como un balido.
Entre unas zarzas
estaban las ovejas
muy enredadas.
Con su cayado
fue pronto a liberarlas
del cautiverio.
Después de un rato,
luchando con las zarzas,
logró librarlas.
Y se volvieron,
gozosos y en la noche
hacia la aldea.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/09/21
Un hermoso cuento y una poesia adorable!
ResponderEliminarFeliz martes Rafael!!!
Gracias Eli Méndez.
EliminarUn abrazo.
Genial, es como volver a mi infancia y estar escuchando contarme un cuento a mi madre. Gracias Rafael. Un abrazo y muy feliz noche.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Campirela.
EliminarUn abrazo y lindo miércoles.
Un cuento con final feliz, como deben ser los cuentos, amigo Rafael.
ResponderEliminarMil besitos en la noche.
Gracias por tu comentario Auroratris.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Tienes Rafael una suave gran sensibilidad. Gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias a ti, Antón, por pasarte por mis letras.
EliminarUn abrazo.
Muy lindo Rafael, una poesía y un cuento, eres un artista.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa, es un relato muy sencillo.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Un relato precioso, donde la infancia y el buen corazón se dan la mano.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz día
Gracias por tu comentario Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz día.