Tu cara limpia
tenía una sonrisa
muy generosa.
Yo te recuerdo
de tardes y de ferias
hoy ya lejanas.
Y me emociono
buscando aquellos ojos
tan inocentes.
¡Cuánta alegría
nos dabas, sin saberlo,
con tu figura!
Por eso el circo
vibraba cada día
cuando salías.
Noble payaso,
amigo de los niños
y los mayores.
Es lo que busco
la lágrima sin agua
de tus ojeras.
Era la mía,
(ya sé que es un absurdo,)
pero no importa.
Porque entregabas
cariño, en tu inocencia,
a todo el mundo.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/10/21
Aquellos payasos ya no están en activo, eran verdaderos magos de risas de los más pequeños y de los adultos. Bello poema homenaje para todos ellos. Una feliz noche.
ResponderEliminarGracias Campirela, lo merecen.
EliminarUn abrazo.
Esas ojeras no sé si serían parte de ese amor que derrochaba.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz día
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz día.