Serás mi cielo,
dijiste suspirando,
mirando al mar.
Y fue aquel manto,
de aguas y de olas,
tu protector.
Cielo de gotas,
plagado de misterios
y de leyendas.
Sobre ese cielo
marchaste por la vida,
hacia la nada.
Tú bien sabías
que solo tu palabra
te acompañaba.
Y aquel susurro,
en forma de monólogo
marchó contigo.
Era el poema
precioso que, tus días,
iban formando.
Eran las letras
que el mundo reclamaba
de tus sentidos.
Era ese cielo
que el fondo de mi pecho
te suplicaba.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/09/21
Un poema hermoso como el cielo que nos cobija y nos resguarda.
ResponderEliminarHay veces que los adjetivos no sé cual decir porque leyendo tu poesía te los llevas todos. Un abrazo.
Gracias Campirela, eres muy generosa.
EliminarUn abrazo en la noche.
Comparto con Campirela no hay adjetivos para tus poemas, ya están todos dichos en cada entrada.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
mariarosa.
Gracias María Rosa, también tú eres muy generosa en tu apreciación.
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Aunque se fuera, qué bellos sentimientos.
ResponderEliminarUn abrazo, y buen sábado
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz sábado.
Un cielo de olas y agua cobijó su palabra y sus poemas
ResponderEliminarPreciosos tus versos Rafael
Un abrazo
Carmen
Gracias Carmen, me alegro de que te gusten.
EliminarUn abrazo.
Hay palabras que se diluyen entre el mar y el cielo, y otras que quedan dentro.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Cierto Verónica.
EliminarUn abrazo y gracias.