Una cabaña perdida
en lo profundo del bosque
parecía una figura
entre los árboles nobles,
una silueta escapada
de un damero y un enroque
entre caballos y alfiles
y algún peón tras la torre.
Pero sigamos atentos
a la figura uniforme,
de esa cabaña sin dueño
donde duermen los pastores.
Ellos sortean caminos
entre hayedos y alcornoques
que disputan a las sombras
el fiel reino de los robles.
El ajedrez continúa
y comienzan los enroques,
con la torre que se apunta
a un ataque multiforme,
así se anima la chispa
que las pupilas esconden,
de jugadores traviesos
que intercambian sus peones.
Aunque prosigo el relato,
de la cabaña y su emboque,
en ese cuadro tan lindo
para aliviar los ardores
y es que la fuente está fresca
y su chorro va al galope,
mitigando, a los sedientos,
sin esperar que la soben.
"...Una cabaña perdida
dice un autor, que propone,
el escribir de este tema,
en lo profundo del bosque,
y aquí me asaltan alarmas
porque veo en este estoque,
no la espada del combate,
sino el puñal del Quijote..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/10/21
Sencillamente bello, me recuerda una partida de ajedrez con esas torres en las esquinas y al quijote subido en su caballo, donde la espada se vuelve puñal y tus letras ilusión.
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana.
Gracias por tu comentario Campirela. Es un trabajo para el Taller de Escritura que presenté en octubre, creo. Es correcta tu apreciación sobre el ajedrez.
EliminarUn abrazo y feliz noche.