Son noches preciosas,
que se visten de colores,
con un rojo intenso
debido al viento sur.
Y es precisamente aquí,
en otoño y en el norte,
donde ocurre este acto,
donde la brisa se confunde
con la pasión de los enamorados,
donde los susurros y los suspiros
forman una comunión de labios
que emiten sonidos y jadeos
en una súplica constante de caricias
y de besos.
Entonces los cuerpos tiemblan,
las almas se estremecen,
los ojos se cierran
y las manos buscan, entre esas tinieblas,
la mano amada que espera su roce,
su caricia,
y ese mensaje invisible
que inunda de ternura los corazones.
Son noches preciosas
de otoño,
donde todo es posible
y hasta la nostalgia se agudiza
y sonríe,
abrazando a las sombras,
en un ensayo primordial
del invierno cercano.
Por eso los cuerpos se estremecen,
susurran los árboles
mientras rompen su silencio,
y el mar se estira, perezoso,
en la resaca
como queriendo participar
en la pasión fervorosa del momento.
Son noches preciosas
para amar y ser amado.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/10/21
Te deseo unas felices navidades.
ResponderEliminarGracias Fases bonitas, yo también te deseo que pases unas lindas Fiestas de Navidad.
EliminarUn abrazo.
Son preciosas esas noches, ya lo creo, recuperando el calor de las hojas del suelo. Por el aroma a otoño.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz Navidad
Cierto, Maripau.
EliminarUn abrazo y Felices Fiestas.