Un girasol,
al alba, bostezaba,
con su saludo.
Pero a su vez
el sol se despertaba
tras larga noche.
Noche de frío,
con hielo y el rocío
sobre la tierra.
Un caracol
salía con su casa
a ver el mundo.
Con paso lento
subía y avanzaba
por mil caminos.
Tierras ingratas
tenía por delante,
pero seguía.
Tú contemplabas
al día, en su comienzo,
mientras pensabas.
Día de vida
en un nuevo presente
que hay que vivir.
Sentir la chispa
que llega desde el alba
con sus latidos.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/10/21
Todo comienza cada amanecer.
ResponderEliminarHermosos versos.
Cierto, Galilea, con el día.
EliminarUn abrazo.
El campo es esclavo, pero bello. Por cada amanecer, estando vivos, ante el sol que nos lo recuerda.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz tarde
Gracias por tu comentario, Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz noche.
Sentir la chispa, ahí reside, y dejarse fluir como el caracol y el girasol.
ResponderEliminarCada día es un inicio, aunque no nos lo parezca; estamos envueltos en nuestra propia mente.
Abrazo, Rafael.
Coincido contigo Verónica.
EliminarAbrazo.