Una noche de tormenta
dos miradas se cruzaron,
una iba hacia los muelles
otra en busca de su barco.
Pero puede que ese instante
se quedara reflejado,
en el fondo de sus almas
con la imagen en un marco.
Dos miradas en la noche
dos pupilas con un rayo,
se quedaron detenidas
en el cielo suspirando.
Lo importante de la vida
es vivirla paso a paso,
es sentirla día día
con su gracia y con su encanto.
Hay quien vive y se enamora
y hay quien sueña enamorado,
el primero es el que vive
el segundo es el pasmado.
Dos miradas en la noche
simplemente se encontraron
y se hablaron sin palabras
bajo el cielo muy estrellado.
Y charlaron de sus vidas,
de aficiones y trabajos,
de los sueños e ilusiones
y de risas y de llantos.
Compartieron el silencio
con la luna y con los astros,
y sintieron el susurro
de las olas con su canto.
Atrás queda la importancia
de la vida y el abstracto,
de los sueños y la gracia
y del tiempo de los magos.
También quedan detenidos
tantos sueños encerrados,
como quedan en suspenso
los latidos y el flechazo.
Sólo importan las miradas,
las palabras sin recato,
el latido de sus pechos
y el amor que se juraron.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/01/11
dos miradas se cruzaron,
una iba hacia los muelles
otra en busca de su barco.
Pero puede que ese instante
se quedara reflejado,
en el fondo de sus almas
con la imagen en un marco.
Dos miradas en la noche
dos pupilas con un rayo,
se quedaron detenidas
en el cielo suspirando.
Lo importante de la vida
es vivirla paso a paso,
es sentirla día día
con su gracia y con su encanto.
Hay quien vive y se enamora
y hay quien sueña enamorado,
el primero es el que vive
el segundo es el pasmado.
Dos miradas en la noche
simplemente se encontraron
y se hablaron sin palabras
bajo el cielo muy estrellado.
Y charlaron de sus vidas,
de aficiones y trabajos,
de los sueños e ilusiones
y de risas y de llantos.
Compartieron el silencio
con la luna y con los astros,
y sintieron el susurro
de las olas con su canto.
Atrás queda la importancia
de la vida y el abstracto,
de los sueños y la gracia
y del tiempo de los magos.
También quedan detenidos
tantos sueños encerrados,
como quedan en suspenso
los latidos y el flechazo.
Sólo importan las miradas,
las palabras sin recato,
el latido de sus pechos
y el amor que se juraron.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/01/11
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