Jardines y paseos relucientes
sembrados de ilusión y fantasía,
colmados con el canto de las fuentes
que dejan esa gracia y alegría.
He visto margaritas muy valientes
temblar en la mañana que nacía,
lo mismo que a las rosas tan ardientes
vibrar cuando una mano las cogía.
Quizás en los jardines mencionados,
creció una margarita temblorosa,
cuidada con pasión y con esmero.
Quizás en esos bancos tan amados,
hay pétalos amargos de la rosa,
que un día fue testigo de un "te quiero"
Rafael Sánchez Ortega ©
14/01/11
sembrados de ilusión y fantasía,
colmados con el canto de las fuentes
que dejan esa gracia y alegría.
He visto margaritas muy valientes
temblar en la mañana que nacía,
lo mismo que a las rosas tan ardientes
vibrar cuando una mano las cogía.
Quizás en los jardines mencionados,
creció una margarita temblorosa,
cuidada con pasión y con esmero.
Quizás en esos bancos tan amados,
hay pétalos amargos de la rosa,
que un día fue testigo de un "te quiero"
Rafael Sánchez Ortega ©
14/01/11
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