"...A veces las fontanas se agotan y se callan..."
Lo que se encuentra en la noche
es algo más que palabras,
va más allá de las sombras
y las estrellas doradas.
La noche tiene el embrujo
y la pasión que nos falta,
de los suspiros robados
y las caricias ansiadas.
Dejo volar esos sueños
entre la noche y el alba,
así mi cuerpo delira
enfebrecido y sin pausa.
Siento la sangre en mis venas,
siento la tuya que llama,
noto tu mano en las mías
con su calor que me atrapa.
Buscan mis dedos tu pelo,
bajan después a tu cara,
tiemblan tus labios de gozo,
por ese beso que claman.
Hay un suspiro en tu pecho
mientras mis besos te alcanzan,
beso tus hombros despacio,
beso tus senos con calma.
Siento el susurro que emites
mientras tu cuerpo me abraza,
quieres mi ser y mi todo,
en esta noche tan larga.
Bajo despacio a tu vientre
hasta alcanzar la fontana,
beso la rosa preciosa
que allí temblando me aguarda.
Sigo después a tus muslos
en esa uve dorada,
tiembla de nuevo tu pecho
con más suspiros que lanzas.
...Y yo, que soy el sediento,
con una sed que me abrasa,
busco tu cuerpo desnudo,
voy a tu fuente a por agua.
Y allí mezclamos pasiones,
mil fantasías robadas,
en la quietud y el silencio,
entre las sábanas blancas.
Confieso que a mi me gusta,
sentirte así, desnudada,
en este tiempo soñado,
en esta noche tan larga.
Grita la noche y protesta,
con tu cabello en mi cara,
mientras unimos dos besos,
mientras calmamos las almas.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/01/11
Lo que se encuentra en la noche
es algo más que palabras,
va más allá de las sombras
y las estrellas doradas.
La noche tiene el embrujo
y la pasión que nos falta,
de los suspiros robados
y las caricias ansiadas.
Dejo volar esos sueños
entre la noche y el alba,
así mi cuerpo delira
enfebrecido y sin pausa.
Siento la sangre en mis venas,
siento la tuya que llama,
noto tu mano en las mías
con su calor que me atrapa.
Buscan mis dedos tu pelo,
bajan después a tu cara,
tiemblan tus labios de gozo,
por ese beso que claman.
Hay un suspiro en tu pecho
mientras mis besos te alcanzan,
beso tus hombros despacio,
beso tus senos con calma.
Siento el susurro que emites
mientras tu cuerpo me abraza,
quieres mi ser y mi todo,
en esta noche tan larga.
Bajo despacio a tu vientre
hasta alcanzar la fontana,
beso la rosa preciosa
que allí temblando me aguarda.
Sigo después a tus muslos
en esa uve dorada,
tiembla de nuevo tu pecho
con más suspiros que lanzas.
...Y yo, que soy el sediento,
con una sed que me abrasa,
busco tu cuerpo desnudo,
voy a tu fuente a por agua.
Y allí mezclamos pasiones,
mil fantasías robadas,
en la quietud y el silencio,
entre las sábanas blancas.
Confieso que a mi me gusta,
sentirte así, desnudada,
en este tiempo soñado,
en esta noche tan larga.
Grita la noche y protesta,
con tu cabello en mi cara,
mientras unimos dos besos,
mientras calmamos las almas.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/01/11
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