"...A veces la galerna da paso a la bonanza..."
Se dice por los puertos,
un dicho que se canta:
"después de la galerna,
ya viene la bonanza".
No sé si esto es exacto
o el cuento que se narra,
que llega de muy lejos
con voces encantadas.
Más sé que los marinos
esperan esa calma,
al paso de los vientos
y fuertes marejadas.
Es fácil que las olas
prosigan bien su marcha,
con rumbo a otros destinos
y costas más lejanas.
Entonces en los puertos
reparan bien sus casas,
revisan los navíos
cuadernas y mesanas.
Suspiran las mujeres,
las madres tan ancianas,
esposas que cocinan
y lavan la colada.
Suspiran los ancianos
y rezan con prestanza,
el rezo prometido
al ángel que les guarda.
Más tarde, en la taberna,
resuena una guitarra,
hay voces y canciones
que salen de las almas.
Alegres chirimías
después de la borrasca,
el vaso de buen vino,
el ron y la cazalla.
Arriba, junto al faro,
se encuentra la atalaya,
y en ella una gaviota
tranquila ya descansa.
Un niño la contempla
y busca entre sus alas,
el nido de sus sueños
con Elfos y con Hadas.
Más todo es poesía
cual música de un arpa,
nordeste con latidos
y brumas muy sagradas.
"...Se dice por los puertos
susurros sin palabras,
son voces de galerna
que marchan a la nada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/01/11
Se dice por los puertos,
un dicho que se canta:
"después de la galerna,
ya viene la bonanza".
No sé si esto es exacto
o el cuento que se narra,
que llega de muy lejos
con voces encantadas.
Más sé que los marinos
esperan esa calma,
al paso de los vientos
y fuertes marejadas.
Es fácil que las olas
prosigan bien su marcha,
con rumbo a otros destinos
y costas más lejanas.
Entonces en los puertos
reparan bien sus casas,
revisan los navíos
cuadernas y mesanas.
Suspiran las mujeres,
las madres tan ancianas,
esposas que cocinan
y lavan la colada.
Suspiran los ancianos
y rezan con prestanza,
el rezo prometido
al ángel que les guarda.
Más tarde, en la taberna,
resuena una guitarra,
hay voces y canciones
que salen de las almas.
Alegres chirimías
después de la borrasca,
el vaso de buen vino,
el ron y la cazalla.
Arriba, junto al faro,
se encuentra la atalaya,
y en ella una gaviota
tranquila ya descansa.
Un niño la contempla
y busca entre sus alas,
el nido de sus sueños
con Elfos y con Hadas.
Más todo es poesía
cual música de un arpa,
nordeste con latidos
y brumas muy sagradas.
"...Se dice por los puertos
susurros sin palabras,
son voces de galerna
que marchan a la nada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/01/11
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