Por un camino recto y soleado
marchaban a la nada mis escritos,
se iban con la llave y el candado
mordiéndose el silencio de mis gritos.
Gritaba el corazón al Dios amado,
pedíanle por tiempos mas bonitos,
querían el amor tan añorado
tan solo con pasión, sin ser malditos.
Más una telaraña, a la esperanza,
cubría sin cesar oscuramente,
la débil cenicienta de la vida.
Entonces, se perdió la confianza,
mis pasos caminaron lentamente
sangrando de dolor por esa herida.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/01/11
marchaban a la nada mis escritos,
se iban con la llave y el candado
mordiéndose el silencio de mis gritos.
Gritaba el corazón al Dios amado,
pedíanle por tiempos mas bonitos,
querían el amor tan añorado
tan solo con pasión, sin ser malditos.
Más una telaraña, a la esperanza,
cubría sin cesar oscuramente,
la débil cenicienta de la vida.
Entonces, se perdió la confianza,
mis pasos caminaron lentamente
sangrando de dolor por esa herida.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/01/11
No hay comentarios:
Publicar un comentario